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Castillo de Neuschwanstein (Baviera, Alemania) - (*) No pude obtener una mejor por encontrarse en obras el puente "Marienbrücke".

domingo, 17 de enero de 2016

Día 6: 17-ago-2015

De nuevo con las maletas preparadas a las 8 a.m, arrancábamos en autobús rumbo a Viena donde pasaríamos los siguientes dos días.

Llegamos a Viena sobre las 12:00h de la mañana, según nos contó la guía a las 14h había visitas guiadas en Español a la Ópera por lo que una vez puesto el pie en la ciudad y acordada la hora de vernos con el grupo, pusimos rumbo a la misma ya que el autocar nos dejo justo detrás de ella, frente a la Albertina.

Museo Albertina
Buscamos la puerta de acceso, ya que tiene varias puertas en todos sus lados, y al llegar nos indicaron que existía una visita antes, a las 13h., también en Castellano por lo que no lo dudamos ni un segundo y para dentro que nos fuimos a visitar las entrañas de este magnifico edificio!

Aquí os dejo la página oficial donde podéis encontrar los horarios de los grupos y mayor información por si os puede servir de ayuda:

Decididos a visitar el edificio en ese turno para poder aprovechar más las horas libres que teníamos, nos pusimos a la cola para sacar los tickets en taquilla. La cola iba bastante rápido y al llegar a la ventanilla tuvimos el primer problema en Viena, no admitían el pago con tarjeta de crédito… ¿cómo?, ¿no se puede pagar con tarjeta aquí?, ¿una atracción que atrae a miles de turistas y no tiene datafono?... pues NO señores!, efectivamente el pago tenía que ser en efectivo. Aún así como llevábamos euros, pagamos en efectivo porque no queríamos dejar de conocer la Ópera más famosa del mundo.

Una vez obtenidos nuestros tickets, unas azafatas nos dieron paso al enorme hall principal de la ópera donde había una serie de filas dependiendo el idioma en el que fueras a realizar la visita por lo que nosotros nos fuimos al fondo donde se encontraban los grupos de Castellano. Aquí, durante la espera, nos pudimos hacer varias foto muy graciosas con trajes de la época.

Fotos con attrezzo de la Ópera

El Teatro de la Ópera de Viena (Straatsoper) fue el primer edificio del proyecto de la Ringstrasse (la calle circular que rodea el centro de Viena ) en verse finalizado. Inaugurado en 1869 con la presentación de una obra de Mozart, la ópera “Don Giovanni”, el edificio de diseño renacentista fue una decepción para los vieneses que esperaban algo más de él. El arquitecto del edificio se quitó la vida, desolado ante la idea de que su obra no hubiera triunfado. El segundo arquitecto que fue contratado tampoco puedo aguantar la presión y murió de un infarto.

En 1945, durante la II Guerra Mundial, una bomba dañó gravemente el edificio de la ópera, salvándose solo la fachada principal, el vestíbulo con los frescos de Schwind, el Salón de Té y la gran escalinata de mármol.
Los vieneses tomaron éste hecho como una agresión simbólica a la ciudad y nada más finalizar la guerra anunciaron su reconstrucción manteniendo el estilo original y dotando su interior con las técnicas más avanzadas para recuperar la excelente acústicas del teatro original. Tras diez años de trabajos, en 1955, se celebró su reinauguración con la ópera “Fidelio” de Beethoven, convirtiéndose desde entonces en el símbolo de Viena.

Hall de la Ópera de Viena, acceso a la gran escalinata.
Tras una primera explicación histórica en el Hall de entrada, arrancamos la visita guiada caminando por uno de los pasillos que salen por la izquierda hacia el Auditorio o Sala de Espectadores con espacio para 2.800 personas. Aquí, acomodándonos en alguna de sus butacas como si fuéramos espectadores de una ópera, atendemos las explicaciones del guía que nos cuenta la historia de esta sala, de la enorme lámpara que tenemos sobre nuestras cabezas y de su tedioso proceso de limpieza. También nos habla del telón de acero que suele separar el escenario del público, ese día inexistente, por obras de saneamiento y remodelación.

Detalle de la gran lámpara del auditorio de la ópera.
Auditorio o Sala de Espectadores

Tras las fotos oportunas en esta estancia, el guía nos dirige al Backstage, “detrás del escenario” a los entresijos del escenario principal, eso que no se ve pero sin lo cual las magnificas representaciones que tienen lugar en este imponente edificio no podrían llevarse a cabo. Un espacio impresionante donde descubrimos los sistemas de railes, poleas y plataformas utilizados para hacer los cambios de escenarios entre los actos. Tras una breve explicación pudimos conocer de primera mano como trabajan los técnicos y se realizan estos cambios a la velocidad del rayo.

Como curiosidad citar que durante la época de óperas, puede haber montados hasta tres escenarios (en uso o en construcción) sin que la programación se vea alterada, incluso se llegan a realizar ensayos en esta zona del backstage si el resto de salas de ensayo están ocupadas.

Backstage, detrás del escenario


Continuamos nuestra visita subiendo por unas escaleras laterales de mármol que nos llevaron a la primera planta desde donde pudimos volver a ver el vestíbulo principal y nuestro punto de partida.


En esta planta pudimos ver (desde fuera ya que una cinta de prohibido el paso cortaba el camino hacia él) el Salón de Té, estancia donde Francisco José descansaba durante los entreactos. Según las explicaciones de nuestro guía, se mantiene parte del mobiliario original y sedas con las iniciales del gran emperador. Como curiosidad, se puede alquilar este pequeño salón privado durante una ópera o para alguna importante reunión por un “módico” precio.

Salón de Té

Tras pasar por el Salón de Té nos dirigimos a la Sala de Gustav Mahler, decorada con modernos tapices de Rudolf Eisenmenger, enormes lámparas de cristal y sillones rojos de terciopelo de la época. Una sala muy luminosa debido a las enormes cristaleras que acaparan toda la pared frente a las entradas.

Sala de Gustav Mahler
Aledaña a esta última estancia visitada, se encuentra una de las joyas de este edificio, el Vestíbulo de Schwind, denominada así porque en ella podemos ver escenas de las óperas más famosas pintadas por Mortiz Von Schwind. También en esta sala podemos ver bustos de los grandes compositores y directores que pasaron por la Ópera de Viena, entre los que destaca el de Gustav Mahler hecho por Rodin en 1909 o el de Mozart.
Las sala dispone de varias puertas que dan acceso a una gran terraza situada encima de la entrada principal y debajo de cuyos arcos encontramos cinco estatuas que representan a varios directores y compositores ilustres de la época.

Vestíbulo de Schwind

A la salida de este famoso vestíbulo podemos contemplar como última estancia de nuestra visita guiada la Escalera de Gala o Gran Escalinata adornada con esculturas de Gasser que representan las siete artes liberales, además de varios relieves que muestran escenas de ballet y opera. Siempre abrigada por una enorme alfombra verde ve pasar por la Ópera de Viena a los miles de personas que no quieren dejar de ver una representación en este edificio.


La Ópera de Viena, me gustó pero no me impresionó tanto como me había imaginado, quizás porque al ser destruida por los bombardeos de la II Guerra Mundial posteriormente fue reconstruida más modestamente, de forma mucho más sencilla de lo que había anteriormente y menos pomposa que otras como la de París o Budapest.

Después de una horita tras “bambalinas”, salimos de la ópera y nos dispusimos a patear un poco la ciudad hasta la hora acordada de reunión con el grupo.

Lo primero y dadas las horas fue ir a comer, ese día, para aprovechar bien el tiempo, habíamos hacer bocadillos con el embutido que llevábamos de España por lo que necesitamos buscar algo para comprar bebidas. Justo enfrente de la Ópera descubrimos un SPAR-Gourmet, bastante económico donde compramos agua, refrescos, cerveza y pan. Finalmente acabamos comiendo en un parque, a las puertas de la estación de metro Karlplatz.

Estación de metro "KarlsPlatz"
Después de comer dimos un breve paseo en dirección al punto de encuentro con el grupo frente a la Albertina donde a las 5 p.m. nos esperaba la guía local para la visita panorámica a pie de la ciudad.

Claudia, nos hizo una breve introducción y nos describió el pequeño itinerario que realizaríamos desde la Albertina a la MariaTheresien Plazt pasando por los sitios más representativos de la ciudad vienesa.

Arrancamos el paseo desde una pequeña plaza frente a la Albertina con esculturas de piedra y bronce y tomamos la Tegetthoffstraße en dirección a la catedral. Esta calle tiene algunos puntos bastante importantes de visitar como por ejemplo la Cripta Imperial de Viena o Cripta de los Capuchinos que fue desde 1633 el principal lugar de sepultura para los Habsburgo austríacos, es decir, para los emperadores hereditarios del Sacro Imperio Romano Germánico y sus descendientes.

Continuamos por la calle Neuer Markt y caminando pocos metros nos topamos con la Donnerbrunner. Esta fuente esculpida en 1739 por Georg Raphael Donner tiene como curiosidad que las figuras desnudas originales, alegorías de los ríos Ybbs, Traun, Enns y March tributarios del Danubio, fueron mandadas quitar rápidamente por la emperatriz María Teresa y su comisión de Castidad. Actualmente podemos ver copias de bronce colocadas en su lugar ya que las iniciales se conservan en el Museo Barroco de la ciudad.


Continuamos por la Neuer Markt hasta llegar al número 5 donde se encuentra la joyería “A. E. Köchert” que fue la joyería real que visitaba Sisi para adquieri sus preciadas joyas.

Al finalizar la calle, giramos a la derecha por la Kupferschmiedgasse, un pasadizo que nos llevó a una de las calles comerciales más transitadas de la ciudad, la Kärntnerstraße, cerrada al tráfico rodado y en la que puedes encontrar famosas y conocidas tiendas tales como Swarovski, Zara, Forever21, entre otras.

Continuamos nuestro paseo por esta bulliciosa calle, mezclándonos entre la gente hasta llegar a la Stephansplatz o Plaza de la Catedral donde hicimos una breve parada para escuchar un poco de su historia contada por Claudia, nuestra guía.

La Catedral de San Esteban en Viena (Domkirche St. Stephan, abreviado popularmente como Stephansdom) es el símbolo religioso más importante y la principal iglesia de Viena. Sede de su arzobispo, está situada en la plaza de mismo nombre, la Stephnsplatz, en pleno centro de la capital austríaca. La obra fue iniciada por Rodolfo IV de Austria y se levanta sobre las ruinas de dos iglesias anteriores, siendo la primera de ellas una parroquia románica consagrada en 1147, de la que se conservan la Puerta de los Gigantes y las Torres de los Paganos. El edificio experimentó varias reformas y ampliaciones a lo largo de su historia, siguiendo distintos estilos artísticos y ha sido testigo de multitud de eventos de la historia de Austria.

En el exterior del edificio se pueden observar el tejado de los azulejos, formado por más de 250.000 azulejos en cinco colores (negro, gris, blanco, verde y amarillo), las dos torres campanario y los distintos pórticos de entrada al templo: el de los Cantores (que no podía ser usado por las mujeres), el de las Torres, el del Obispo y el del Gigante. Coronando la catedral, una gran torre con forma de aguja en estilo gótico que tiene 137 metros de altura y se ve desde distintos puntos de Viena. La campana Pummerín es una versión reconstruida de la primitiva, ya que fue dañada por un incendio.

Catedral de Viena
El interior de la catedral consta de tres naves y numerosos altares; cada uno de los cuales alberga una variada cantidad de objetos y obras de arte que fueron recibiendo mediante donaciones de diferentes personalidades. El interior de la catedral alberga los restos mortales de gran parte de la familia de los Habsburgo y fue lugar de boda y posterior funeral del magnifico Mozart.

Interior de la Catedral de Viena


La Catedral de Viena me cautivó tanto por fuera como por dentro, pero su interior me impactó bastante más. Sus decoración tan cuidada y con tantos detalles y su impresionante órgano encima de la puerta principal de entrada fue lo que más me llamó la atención.

Tras salir de la Catedral, continuamos nuestro paseo turístico por otra de las calles peatonales comerciales más famosas de la ciudad, la calle Graben. En ella, comercios y terrazas llenos de gente animaban el ambiente. A lo largo de esta calle varios monumentos de interés como por ejemplo, la Pestsäule o Columna de la Peste conmemorativa de la gran peste de Viena en 1669.

Según la historia, en 1969 Viena fue azotada por la peste que estaba matando a toda su gente y mientras el emperador escapaba de esta enfermedad prometió que construiría una columna de misericordia si la epidemia llegaba a su fin.
Nada dura eternamente así que cuando la enfermedad dejó Viena, una columna de madera y de carácter provisional fue inaugurada, tenía la Santísima trinidad y era de estilo corintio y tenía también un ángel esculpido. Tiempo después, en 1683, se le encomendó el trabajo de hacer la columna definitiva y de mármol a Matthias Rauchmiller y a su muerte el proyecto pasó de mano en mano hasta caer en las de Paul Strudel. La obra final no dejó fuera casi nada de la columna de madera pero agregó una pirámide nubes con ángeles y la figura de rodillas del emperador orando. Fue inaugurada en 1693 y todavía sigue allí.

Columna de la Peste
Caminamos unos metros más y escondida a la derecha de la calle Graben podemos encontrar en la plaza de mismo nombre, la iglesia de San Pedro (Katholische Kirche St. Peter o, en su método abreviado, Peterskirche). Esta iglesia situada en pleno corazón de Viena está inspirada en la Basílica de San Pedro de Roma y su edificio actual data del siglo XVIII, aunque se tiene constancia de que hubo una iglesia en el mismo lugar desde hace más de 1.600 años. La iglesia originalmente fue románica aunque fue arrasada por dos incendios tras los cuales en 1733 se consagró como la iglesia barroca que podemos ver en la actualidad.

Iglesia de San Pedro en Viena
Continuamos hasta el final de la calle donde nos sorprenden dos enormes esculturas de bronce de un soldado y su caballo.


Desde aquí tomamos la calle Kohlmarkt, llena también de comercios de conocido renombre como Tiffany, Gucci, Tommy Hilfilger o Máximo Dutti, que nos lleva a la Michelerplats o Plaza de San Miguel Arcángel justo a los pies de la puerta de entrada al Palacio Imperial de Sisi.

En esta frecuentada plaza llena de turistas a las puertas del Hofburg, podemos encontrar un par de cosas interesantes como por ejemplo, la Iglesia de San Miguel Arcángel (Katholische Kirche St. Michael, o más comúnmente, Michaelkirche) y ruinas antiguas que presentan restos de una casa romana y de algunas fundaciones medievales.

Iglesia de San Miguel Arcángel en Viena

Ruinas y Puerta de acceso al complejo del Palacio Imperial

Llegados a este punto, nos toca hacer otra breve parada para escuchar la historia que la guía nos cuenta sobre el Palacio Imperial de Sisi, antes de dar un breve paseo atravesando el complejo, en dirección a la Maria-Theresien Platz donde nos esperaba nuestro autocar.

(*) Dado lo breve del paseo, os contaré todo lo importante en la siguiente entrada del blog ya que narrará el día que visitamos el complejo Hofburg.

Plaza de Maria Teresa y Museos
Una vez en la Plaza de María Teresa, sin tiempo para más, cogimos el autocar para realizar la visita panorámica por las zonas más retiradas de la ciudad antes de dirigirnos a nuestro hotel. Volvimos a ver el edificio de la Ópera, el Parlamento, el Ayuntamiento, la Universidad, la Iglesia Votiva, el Palacio de Schonenbrus, el Teatro Nacional, la Iglesia de San Carlos Borromeo, el Palacio Belvedere y hasta el Prater y la zona financiera, todo ello sin bajar del autocar.

Después de una media hora recorriendo Viena en autocar, llegábamos a nuestro hotel, el Hotel Mercure Wien Westbahnhof, frente a la estación de trenes de Viena desde donde saldríamos días después hacía Budapest.

El hotel, situado bastante céntrico como a 2 km del Hofburg en línea recta, era bastante moderno y apacible. Cogimos en recepción las llaves de las habitaciones y tras dejar nuestra pertenencias volvimos al hall del hotel ya que habíamos quedado para cenar con algunos compañeros de viaje.


Bajamos caminando hasta la Ringstraße y nuevamente aparecimos en la Plaza de Maria Teresa tras unos 15 minutos andando cuesta abajo desde el hotel. Nos dirigimos hacía el Ayuntamiento, ya que como había una feria culinaria frente al mismo con comidas típicas de varios países, habíamos quedado allí con la guía y el resto del grupo para despedirnos ya que al día siguiente ella se volvía para Munich a coger al siguiente grupo y nosotros teníamos día libre en Viena antes de marchar a Budapest. 

Durante este pequeño paseo por la famosa avenida, tuvimos la oportunidad de ver los edificios más significativos ya iluminados por las luces debido a que poco a poco se iba haciendo cada vez más de noche.

Parlamento Austriaco 
Burgtheate


Entonces comenzó a lloviznar y cansados de esperar frente al ayuntamiento después del largo y ajetreado día, decidimos cambiar los planes e ir caminando hacia el hotel en busca de un lugar donde cenar. Dimos con un sitio italiano, con camareros bastante amables y simpáticos donde cenamos por algo más de 10€ por persona y posteriormente nos retiramos al hotel a descansar ya que al día siguiente que teníamos día libre, nos quedaba mucha Viena por andar y patear.