De nuevo con las maletas preparadas a las 8 a.m, arrancábamos en
autobús rumbo a Viena donde pasaríamos los siguientes dos días.
Llegamos a Viena sobre las 12:00h de la mañana, según nos contó la guía
a las 14h había visitas guiadas en Español a la Ópera por lo que una vez puesto
el pie en la ciudad y acordada la hora de vernos con el grupo, pusimos rumbo a
la misma ya que el autocar nos dejo justo detrás de ella, frente a la Albertina.
Museo Albertina |
Buscamos la puerta de acceso, ya que tiene varias puertas en todos sus
lados, y al llegar nos indicaron que existía una visita antes, a las 13h., también
en Castellano por lo que no lo dudamos ni un segundo y para dentro que nos fuimos
a visitar las entrañas de este magnifico edificio!
Aquí os dejo la página oficial donde podéis encontrar los horarios de
los grupos y mayor información por si os puede servir de ayuda:
Decididos a visitar el edificio en ese turno para poder aprovechar más
las horas libres que teníamos, nos pusimos a la cola para sacar los tickets en
taquilla. La cola iba bastante rápido y al llegar a la ventanilla tuvimos el
primer problema en Viena, no admitían el pago con tarjeta de crédito… ¿cómo?, ¿no
se puede pagar con tarjeta aquí?, ¿una atracción que atrae a miles de turistas
y no tiene datafono?... pues NO señores!, efectivamente el pago tenía que ser
en efectivo. Aún así como llevábamos euros, pagamos en efectivo porque no
queríamos dejar de conocer la Ópera más famosa del mundo.
Una vez obtenidos nuestros tickets, unas azafatas nos dieron paso al
enorme hall principal de la ópera donde había una serie de filas dependiendo el
idioma en el que fueras a realizar la visita por lo que nosotros nos fuimos al
fondo donde se encontraban los grupos de Castellano. Aquí, durante la espera,
nos pudimos hacer varias foto muy graciosas con trajes de la época.
Fotos con attrezzo de la Ópera
El Teatro de la Ópera de Viena (Straatsoper) fue el primer edificio del
proyecto de la Ringstrasse
(la calle circular que rodea el centro de Viena ) en verse finalizado. Inaugurado
en 1869 con la presentación de una obra de Mozart, la ópera “Don Giovanni”, el
edificio de diseño renacentista fue una decepción para los vieneses que
esperaban algo más de él. El arquitecto del edificio se quitó la vida, desolado
ante la idea de que su obra no hubiera triunfado. El segundo arquitecto que fue
contratado tampoco puedo aguantar la presión y murió de un infarto.
En 1945, durante la II Guerra Mundial, una bomba dañó gravemente el
edificio de la ópera, salvándose solo la fachada principal, el vestíbulo con
los frescos de Schwind, el Salón de Té y la gran escalinata de mármol.
Los vieneses tomaron éste hecho como una agresión simbólica a la ciudad
y nada más finalizar la guerra anunciaron su reconstrucción manteniendo el
estilo original y dotando su interior con las técnicas más avanzadas para
recuperar la excelente acústicas del teatro original. Tras diez años de
trabajos, en 1955, se celebró su reinauguración con la ópera “Fidelio” de
Beethoven, convirtiéndose desde entonces en el símbolo de Viena.
Hall de la Ópera de Viena, acceso a la gran escalinata. |
Tras una primera explicación histórica en el Hall de entrada, arrancamos
la visita guiada caminando por uno de los pasillos que salen por la izquierda
hacia el Auditorio o Sala de Espectadores con espacio para 2.800 personas.
Aquí, acomodándonos en alguna de sus butacas como si fuéramos espectadores de una
ópera, atendemos las explicaciones del guía que nos cuenta la historia de esta
sala, de la enorme lámpara que tenemos sobre nuestras cabezas y de su tedioso proceso
de limpieza. También nos habla del telón de acero que suele separar el
escenario del público, ese día inexistente, por obras de saneamiento y
remodelación.
Detalle de la gran lámpara del auditorio de la ópera. |
Auditorio o Sala de Espectadores
|
Tras las fotos oportunas en esta estancia, el guía nos dirige al
Backstage, “detrás del escenario” a los entresijos del escenario principal, eso
que no se ve pero sin lo cual las magnificas representaciones que tienen lugar
en este imponente edificio no podrían llevarse a cabo. Un espacio impresionante
donde descubrimos los sistemas de railes, poleas y plataformas utilizados para
hacer los cambios de escenarios entre los actos. Tras una breve explicación
pudimos conocer de primera mano como trabajan los técnicos y se realizan estos
cambios a la velocidad del rayo.
Como curiosidad citar que durante la época de óperas, puede haber montados
hasta tres escenarios (en uso o en construcción) sin que la programación se vea
alterada, incluso se llegan a realizar ensayos en esta zona del backstage si el
resto de salas de ensayo están ocupadas.
Backstage, detrás del escenario |
Continuamos nuestra visita subiendo por unas escaleras laterales de mármol
que nos llevaron a la primera planta desde donde pudimos volver a ver el vestíbulo
principal y nuestro punto de partida.
En esta planta pudimos ver (desde fuera ya que una cinta de prohibido
el paso cortaba el camino hacia él) el Salón de Té, estancia donde Francisco
José descansaba durante los entreactos. Según las explicaciones de nuestro
guía, se mantiene parte del mobiliario original y sedas con las iniciales del
gran emperador. Como curiosidad, se puede alquilar este pequeño salón privado durante
una ópera o para alguna importante reunión por un “módico” precio.
Salón de Té |
Tras pasar por el Salón de Té nos dirigimos a la Sala de Gustav Mahler,
decorada con modernos tapices de Rudolf Eisenmenger, enormes lámparas de
cristal y sillones rojos de terciopelo de la época. Una sala muy luminosa
debido a las enormes cristaleras que acaparan toda la pared frente a las
entradas.
Sala de Gustav Mahler |
Aledaña a esta última estancia visitada, se encuentra una de las joyas
de este edificio, el Vestíbulo de Schwind, denominada así porque en ella
podemos ver escenas de las óperas más famosas pintadas por Mortiz Von Schwind. También
en esta sala podemos ver bustos de los grandes compositores y directores que
pasaron por la Ópera de Viena, entre los que destaca el de Gustav Mahler hecho
por Rodin en 1909 o el de Mozart.
Las sala dispone de varias puertas que dan acceso a una gran terraza situada
encima de la entrada principal y debajo de cuyos arcos encontramos cinco
estatuas que representan a varios directores y compositores ilustres de la época.
Vestíbulo de Schwind |
A la salida de este famoso vestíbulo podemos contemplar como última
estancia de nuestra visita guiada la Escalera de Gala o Gran Escalinata
adornada con esculturas de Gasser que representan las siete artes liberales, además
de varios relieves que muestran escenas de ballet y opera. Siempre abrigada por
una enorme alfombra verde ve pasar por la Ópera de Viena a los miles de
personas que no quieren dejar de ver una representación en este edificio.
La Ópera de Viena, me gustó pero no me impresionó tanto como me había
imaginado, quizás porque al ser destruida por los bombardeos de la II Guerra Mundial
posteriormente fue reconstruida más modestamente, de forma mucho más sencilla de
lo que había anteriormente y menos pomposa que otras como la de París o
Budapest.
Después de una horita tras “bambalinas”, salimos de la ópera y nos
dispusimos a patear un poco la ciudad hasta la hora acordada de reunión con el
grupo.
Lo primero y dadas las horas fue ir a comer, ese día, para aprovechar
bien el tiempo, habíamos hacer bocadillos con el embutido que llevábamos de
España por lo que necesitamos buscar algo para comprar bebidas. Justo enfrente
de la Ópera descubrimos un SPAR-Gourmet, bastante económico donde compramos agua,
refrescos, cerveza y pan. Finalmente acabamos comiendo en un parque, a las
puertas de la estación de metro Karlplatz.
Estación de metro "KarlsPlatz" |
Después de comer dimos un breve paseo en dirección al punto de
encuentro con el grupo frente a la Albertina donde a las 5 p.m. nos esperaba la
guía local para la visita panorámica a pie de la ciudad.
Claudia, nos hizo una breve introducción y nos describió el pequeño
itinerario que realizaríamos desde la Albertina a la MariaTheresien Plazt
pasando por los sitios más representativos de la ciudad vienesa.
Arrancamos el paseo desde una pequeña plaza frente a la Albertina con
esculturas de piedra y bronce y tomamos la Tegetthoffstraße en dirección a la
catedral. Esta calle tiene algunos puntos bastante importantes de visitar como por
ejemplo la Cripta Imperial de Viena o Cripta de los Capuchinos que fue desde
1633 el principal lugar de sepultura para los Habsburgo austríacos, es decir,
para los emperadores hereditarios del Sacro Imperio Romano Germánico y sus
descendientes.
Continuamos por la calle Neuer Markt y caminando pocos metros nos
topamos con la Donnerbrunner. Esta fuente esculpida en 1739 por Georg Raphael
Donner tiene como curiosidad que las figuras desnudas originales, alegorías de
los ríos Ybbs, Traun, Enns y March tributarios del Danubio, fueron mandadas
quitar rápidamente por la emperatriz María Teresa y su comisión de Castidad. Actualmente
podemos ver copias de bronce colocadas en su lugar ya que las iniciales se
conservan en el Museo Barroco de la ciudad.
Continuamos por la Neuer Markt hasta llegar al número 5 donde se
encuentra la joyería “A. E. Köchert” que fue la joyería real que visitaba Sisi para
adquieri sus preciadas joyas.
Al finalizar la calle, giramos a la derecha por la Kupferschmiedgasse,
un pasadizo que nos llevó a una de las calles comerciales más transitadas de la
ciudad, la Kärntnerstraße, cerrada al tráfico rodado y en la que puedes encontrar
famosas y conocidas tiendas tales como Swarovski, Zara, Forever21, entre otras.
Continuamos nuestro paseo por esta bulliciosa calle, mezclándonos entre
la gente hasta llegar a la Stephansplatz o Plaza de la Catedral donde hicimos
una breve parada para escuchar un poco de su historia contada por Claudia, nuestra
guía.
La Catedral de San Esteban en Viena (Domkirche St. Stephan, abreviado
popularmente como Stephansdom) es el símbolo religioso más importante y la principal
iglesia de Viena.
Sede de su arzobispo,
está situada en la plaza de mismo nombre, la Stephnsplatz, en pleno centro de
la capital austríaca. La obra fue iniciada por Rodolfo IV de Austria y se levanta sobre las ruinas de dos iglesias anteriores,
siendo la primera de ellas una parroquia románica consagrada en 1147, de la que
se conservan la Puerta de los Gigantes y las Torres de los Paganos. El edificio
experimentó varias reformas y ampliaciones a lo largo de su historia, siguiendo
distintos estilos artísticos y ha sido testigo de multitud de eventos de la
historia de Austria.
En el exterior del edificio se pueden observar el tejado de los
azulejos, formado por más de 250.000 azulejos en cinco colores (negro, gris,
blanco, verde y amarillo), las dos torres campanario y los distintos pórticos
de entrada al templo: el de los Cantores (que no podía ser usado por las
mujeres), el de las Torres, el del Obispo y el del Gigante. Coronando la catedral,
una gran torre con forma de aguja en estilo gótico que tiene 137 metros de
altura y se ve desde distintos puntos de Viena. La campana Pummerín es una
versión reconstruida de la primitiva, ya que fue dañada por un incendio.
Catedral de Viena |
El interior de la catedral consta de tres naves y numerosos altares;
cada uno de los cuales alberga una variada cantidad de objetos y obras de arte
que fueron recibiendo mediante donaciones de diferentes personalidades. El interior
de la catedral alberga los restos mortales de gran parte de la familia de los
Habsburgo y fue lugar de boda y posterior funeral del magnifico Mozart.
Interior de la Catedral de Viena |
La Catedral de Viena me cautivó tanto por fuera como por dentro, pero
su interior me impactó bastante más. Sus decoración tan cuidada y con tantos
detalles y su impresionante órgano encima de la puerta principal de entrada fue
lo que más me llamó la atención.
Tras salir de la Catedral, continuamos nuestro paseo turístico por otra
de las calles peatonales comerciales más famosas de la ciudad, la calle Graben.
En ella, comercios y terrazas llenos de gente animaban el ambiente. A lo largo
de esta calle varios monumentos de interés como por ejemplo, la Pestsäule o Columna
de la Peste conmemorativa de la gran peste de Viena en 1669.
Según la historia, en 1969 Viena fue azotada por la peste que estaba
matando a toda su gente y mientras el emperador escapaba de esta enfermedad
prometió que construiría una columna de misericordia si la epidemia llegaba a
su fin.
Nada dura eternamente así que cuando la enfermedad dejó Viena, una
columna de madera y de carácter provisional fue inaugurada, tenía la Santísima
trinidad y era de estilo corintio y tenía también un ángel esculpido. Tiempo
después, en 1683, se le encomendó el trabajo de hacer la columna definitiva y
de mármol a Matthias Rauchmiller y a su muerte el proyecto pasó de mano en mano
hasta caer en las de Paul Strudel. La obra final no dejó fuera casi nada de la
columna de madera pero agregó una pirámide nubes con ángeles y la figura de
rodillas del emperador orando. Fue inaugurada en 1693 y todavía sigue allí.
Columna de la Peste |
Caminamos unos metros más y escondida a la derecha de la calle Graben
podemos encontrar en la plaza de mismo nombre, la iglesia de San Pedro (Katholische
Kirche St. Peter o, en su método abreviado, Peterskirche). Esta iglesia situada
en pleno corazón de Viena está inspirada en la Basílica de San Pedro de Roma y
su edificio actual data del siglo XVIII, aunque se tiene constancia de que hubo
una iglesia en el mismo lugar desde hace más de 1.600 años. La iglesia originalmente
fue románica aunque fue arrasada por dos incendios tras los cuales en 1733 se
consagró como la iglesia barroca que podemos ver en la actualidad.
Iglesia de San Pedro en Viena |
Continuamos hasta el final de la calle donde nos sorprenden dos enormes
esculturas de bronce de un soldado y su caballo.
Desde aquí tomamos la calle Kohlmarkt, llena también de comercios de
conocido renombre como Tiffany, Gucci, Tommy Hilfilger o Máximo Dutti, que nos
lleva a la Michelerplats o Plaza de San Miguel Arcángel justo a los pies de la
puerta de entrada al Palacio Imperial de Sisi.
En esta frecuentada plaza llena de turistas a las puertas del Hofburg, podemos
encontrar un par de cosas interesantes como por ejemplo, la Iglesia de San
Miguel Arcángel (Katholische Kirche St. Michael, o más comúnmente, Michaelkirche)
y ruinas antiguas que presentan restos de una casa romana y de algunas fundaciones
medievales.
Iglesia de San Miguel Arcángel en Viena |
Ruinas y Puerta de acceso al complejo del Palacio Imperial |
Llegados a este punto, nos toca hacer otra breve parada para escuchar
la historia que la guía nos cuenta sobre el Palacio Imperial de Sisi, antes de
dar un breve paseo atravesando el complejo, en dirección a la Maria-Theresien
Platz donde nos esperaba nuestro autocar.
(*) Dado lo breve del paseo,
os contaré todo lo importante en la siguiente entrada del blog ya que narrará
el día que visitamos el complejo Hofburg.
Plaza de Maria Teresa y Museos |
Una vez en la Plaza de María Teresa, sin tiempo para más, cogimos el
autocar para realizar la visita panorámica por las zonas más retiradas de la
ciudad antes de dirigirnos a nuestro hotel. Volvimos a ver el edificio de la Ópera,
el Parlamento, el Ayuntamiento, la Universidad, la Iglesia Votiva, el Palacio
de Schonenbrus, el Teatro Nacional, la Iglesia de San Carlos Borromeo, el
Palacio Belvedere y hasta el Prater y la zona financiera, todo ello sin bajar
del autocar.
Después de una media hora recorriendo Viena en autocar, llegábamos a nuestro
hotel, el Hotel Mercure Wien Westbahnhof, frente a la estación de trenes de
Viena desde donde saldríamos días después hacía Budapest.
El hotel, situado bastante céntrico como a 2 km del Hofburg en línea
recta, era bastante moderno y apacible. Cogimos en recepción las llaves de las habitaciones
y tras dejar nuestra pertenencias volvimos al hall del hotel ya que habíamos
quedado para cenar con algunos compañeros de viaje.
Bajamos caminando hasta la Ringstraße y nuevamente aparecimos en la Plaza de Maria Teresa tras unos 15 minutos andando cuesta abajo desde el hotel. Nos dirigimos hacía el Ayuntamiento, ya que como había una feria culinaria frente al mismo con comidas típicas de varios países, habíamos quedado allí con la guía y el resto del grupo para despedirnos ya que al día siguiente ella se volvía para Munich a coger al siguiente grupo y nosotros teníamos día libre en Viena antes de marchar a Budapest.
Durante este pequeño paseo por la famosa avenida, tuvimos la oportunidad de ver los edificios más significativos ya iluminados por las luces debido a que poco a poco se iba haciendo cada vez más de noche.
Parlamento Austriaco |
Burgtheate
|
Entonces comenzó a lloviznar y cansados de esperar frente al ayuntamiento después del largo y ajetreado día, decidimos cambiar los planes e ir caminando hacia el hotel en busca de un lugar donde cenar. Dimos con un sitio italiano, con camareros bastante amables y simpáticos donde cenamos por algo más de 10€ por persona y posteriormente nos retiramos al hotel
a descansar ya que al día siguiente que teníamos día libre, nos quedaba mucha
Viena por andar y patear.